ANALISIS A FONDO Francisco Gómez Maza

Voy a referirme hoy al informe económico que Hacienda dio a conocer el viernes, con un lenguaje difícil, pero que es importante registrar en la conciencia ciudadana.

En apariencia las noticias son positivas. Sólo en apariencia. El lenguaje usado por los economistas es críptico y hace magia con las cifras. Por ejemplo, el balance público registró un superávit de 126.7 mil millones de pesos, superior en 14.1 mil millones de pesos. El balance primario presenta un superávit de 293.1 mil millones de pesos, mayor en 4.6 mil millones de pesos.

Este saldo a favor se produjo porque los ingresos presupuestarios fueron de 1 billón 599.4 mil millones de pesos, cifra 2.9 por ciento superior en términos reales a la registrada en el mismo periodo del año anterior.

El gasto neto presupuestario ascendió a 1 billón 476.5 mil millones de pesos, un modestísimo 2.8 por ciento mayor al del año pasado.

Igual con el gasto programable pagado, que si bien sumó 1 billón 71.9 mil millones de pesos, esto sólo significó un 7.6 por ciento por arriba del año anterior.

Pero, siempre hay un pero: Los recursos transferidos a estados y municipios disminuyeron 3.4 por ciento. Las participaciones disminuyeron 8.0 por ciento, lo que achacado por Hacienda a la reducción de 34.5 por ciento de la recaudación federal por el petróleo.

Pero como en la economía ni las botanas son gratuitas, el costo financiero de los aparentes superávit fue de 157.6 mil millones de pesos, costo ciertamente inferior en 10.3 por ciento al pagado en el mismo periodo del año previo.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas: El saldo de la deuda interna neta del Gobierno Federal fue de 1 billón 578.7 mil millones de pesos, superior en 31.6 mil millones de pesos al registrado al cierre de 2006. El saldo de la deuda externa neta fue de 41.2 mil millones de dólares, superior en 1.4 mil millones de dólares a la observada el 31 de diciembre de 2006. Un lenguaje misterioso, si, para simples mortales como yo, pero que es importantísimo que se den a conocer, porque en este terreno no todo es miel sobre hojuelas.